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viernes, 12 de noviembre de 2010

COREA AL ASALTO




Muchos años han pasado desde que los rudimentarios y, si se me permite, ridículos automóviles coreanos comenzaran a rodar por las carreteras europeas. Aún recuerdo ver pasar a los primeros Hyundai Accent, Ssangyong Musso, Kia Sportage... y me daba la risa. Tener un automóvil de este calibre era sencillamente un atrevimiento en un país donde sigue siendo más importante el "que dirán", y donde los nuevos ricos prefieren derrochar en ostentaciones a comprar un coche eficiente como sucede por ejemplo en Francia.
Ahora han pasado 15 años desde aquella irrupción asiática a la que todos auguraban un efímero y triste recorrido. Hyundai, además de poseer unos astilleros para buques líderes en el mundo y un departamento inmobiliario que arrasa en Corea del Sur, ha conseguido meterse entre las 5 primeras marcas de automóvil en ventas en el continente europeo. El secreto reside en su eficiencia productiva. Al contrario de lo que podamos pensar, los trabajadores del gigante coreano no viven explotados, ni reciben salarios ridículos, pero si trabajan inmersos en un ambiente corporativista que hace que todo lo que un individuo sueñe y desée gire en torno a la empresa. Hyundai ofrece a cada trabajador una casa (perteneciente al grupo inmobiliario Hyundai) , un coche y un seguro médico que cubre los gastos de toda la familia. Además, su sistema productivo basado en el toyotismo, sin stocks, permite hacer partícipe del desarrollo del vehículo a cada eslabón de la cadena. Aunque usted sea símplemente el encargado de atornillar el amortiguador, su opinión contará a la hora de desarrollar nuevos modelos, porque solo usted sabe mejor que nadie como se atornilla un amortiguador. En Corea del Sur, existen barrios enteros creados por esta empresa nacida en 1947. Altos rascacielos de viviendas con todas las equipaciones (escuelas, centros médicos...), se asoman a las radas de los mega-astilleros donde Hyundai construye barcos de guerra y comerciales para países de todo el mundo en tiempos récord. El ritmo de trabajo es preciso y riguroso. Nadie trabaja más de lo estipulado pero la eficiencia es una doctrina de fe en estas empresas, y eso hace que los pedidos se cumplan a rajatabla.
El trabajador vive para la empresa y la empresa vive para el trabajador. No hay sindicatos, ni huelgas, es más, en 2001 millares de trabajadores protagonizaron disturbios en Corea del Sur en contra de implementaciones sociales a cargo del Estado. Los trabajadores lo tenían claro: el secreto de su bienestar residía en la buena marcha de su empresa, un Estado intervencionista podía ser un lastre para el crecimiento del gigante coreano y, por tanto, para su nivel de vida.
Y pensarán ustedes que pudiera ser que un trabajador que sufra enfermedad o circunstancias que le obliguen a dejar el trabajo caería en desgracia con este modelo. No. Hyundai ofrece planes de jubilación de su división de seguros y bueos subsidicos por baja temporal o definitiva. A diferencia de lo que sucede en España, la iniciativa privada en Corea del Sur no está únicamente basada en el enriquecimiento personal. Está también entendida como parte de un plan de desarrollo nacional. La riqueza privada ha de contribuír a la riqueza colectiva, y viceversa, sin que el Estado haya de meterse por medio. De esta manera es impensable que un trabajador se proponga defraudar a la compañía de seguros, o que la compañía de seguros se plantée estafar a sus clientes para obtener mayor beneficio, es algo cultural y educacional, de tal forma que en el fondo todos salen ganando.
En Europa, la contraposición entre Estado del Bienestar y el Libre Comercio, sumado a la picaresca latina en países como España o Italia, produce desajustes que lastran la productividad. El Estado tiene la obligación de acarrear con la protección del individuo y la empresa privada únicamente ha de preocuparse por cuadrar las cuentas y pagar lo que obliga la ley. A partir de ahí toda rendija legal es un subterfugio para el imcumplimiento por parte de todos.
Quizás ésto y más cosas nos ayuden a comprender como es posible que las "carracas" que hace 15 años circulaban por nuestras carretera se hayan convertido en serios competidores para los peces gordos europeos. Las ventajas que ofrecen los coreanos se resumen en una palabra: "efectividad". Si yo te ofrezco lo mísmo a menos precio y además te doy 5 o 7 años de garantía, solo hace falta que venga un momento de crísis para que tu lo tengas claro. Es posible que un VW Golf sea mejor coche que un Hyundai i30, pero no lo suficiente como que para uno valga 26.000 euros y su equivalente asiático 19.000, más aún cuando el segundo viene totalmente equipado y el primero te ofrece volante de serie. El problema no es que VW se cachondée del consumidor, que no lo hace. El problema es que a los bávaros fabricar con calidad les sale muchísimo más caro que a los coreanos, por una cuestión de eficiencia y de modelo productivo.
Trasladado al mundo de los astilleros sería comparar Hyundai y Navantia, está claro que los buques ferrolanos son mejores en cuanto a calidad, pero la producción es cara porque la mano de obra es cara y el espíritu de trabajo es otro. Para algunos países sale más a cuenta encargar 10 fragatas coreanas que 2 españolas, y lo peor es que en Corea del Sur se hacen barcos sin dinero público y sale rentable, meintras que en España la producción se subvenciona y aún así es deficitaria.
Ahora el consumidor europeo ha de decidir entre ser patriota y mantener este anacrónico sistema con su bolsillo o dejarse encandilar por las ventajas de la "new wave asiática", aún sabiendo que puede que suponga nuestra porpia ruína.

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